sábado, 13 de noviembre de 2010

OTRA MORAL DESDE OTRA ANTROPOLOGÍA.4.AUTONOMÍA(¿JIRIKI?)

Escrito por: Juan Masiá Clavel [blogger] el 12 Nov 2010 
(Continúa la serie iniciada en el post del 12 de septiembre sobre la necesidad de revisar a fondo los condicionamientos antropológicos negativos que han lastrado durante mucho tiempo la moral teológica. La brecha y distancia irreconciliable entre la moral postconciliar renovada y la moral restauracionista de documentos como la encíclica Veritatis splendor, de JP II, y otros recientes de B.XVI, se debe a que parten de antropologías diferentes ).

Apunte 4: Más sobre autonomía, laica y religiosa
Es muy importante, en la discusión sobre la autonomía, articular las diversas dimensiones que convergen en esta noción. Hay que destacar dos clases de articulaciones importantes: a) Dentro de una determinada postura ética – ya sea religiosa o no lo sea-, hay que articular las creencias y las ideas –en sentido orteguiano-; hay que articular las creencias en que se está con las nuevas experiencias de vida que se van adquiriendo y los nuevos conocimientos e informaciones que se reciben. En ese proceso se da el paso de la heteronomía a la autonomía, así como el tránsito de ésta a la toma de conciencia de su carácter religado. b) Hay que articular, en el seno de una sociedad pluralista y democrática, la relación entre búsquedas éticas llevadas a cabo en contextos no religiosos y las desarrolladas desde perspectivas religiosas –sin perder de vista que ambas son búsquedas-. Por eso, es preferible no hablar de ética religiosa y ética laica, sino de búsquedas éticas, en plural, realizadas en contextos, con horizontes y desde perspectivas cosmovisionales diversas, ya sean religiosas o no religiosas.
En relación con la importancia acentuada de esta tarea de articular e integrar, veamos un ejemplo, tomado de un autor oriental, K. Nishida (1870-1945), una de las grandes figuras filosóficas del siglo XX japonés. Así, de paso, nos ayudará a caer en la cuenta de que el tema de la autonomía-heteronomía, ya sea en soteriología religiosa o en ética, tiene también sus equivalentes culturales en otras tradiciones más lejanas para nosotros.
K. Nishida es un filósofo de la religión japonés (no es monje budista, ni teólogo, ni creyente cristiano); analiza, como filósofo, la oposición entre la característica de jiriki (salvación por sí mismo) y tariki (salvación por otro), atribuídas en las interpretaciones habituales a las corrientes del budismo Zen y del budismo amidista respectivamente. Nishida critica este estereotipo. Dice que, en el fondo de la autonomía (jiriki) del Zen hay un tariki (podríamos decir, en lenguaje zubiriano, que es una autonomía religada) y, en el fondo del tariki (aparentemente heteronomía) del amidismo, descubre un jiriki más profundo. Cita, por ejemplo, la frase del monje Shinran: “Cuando digo de corazón “Amida, sálvame”, es el mismo Amida quien, desde dentro de mí, me lo está haciendo decir. Y, después de haber relativizado la oposición entre la autonomía del Zen y la heteronomía del Amidismo, Nishida acaba remitiendo a su lectura de Pablo (sobre todo las cartas a Romanos y Gálatas), para plantear la necesidad de rearticular la comprensión de la autonomía y la heteronomía, así como de ir más allá de la alternativa dicotómica en la manera de comprender la libertad humana y la fe religiosa. Hay que notar que esto lo dice en sus últimos escritos sobre filosofía de la religión.

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