jueves, 31 de diciembre de 2009

Nadie dijo que fuera fácil

Leedlo, merece mucho la pena....
------------------------------------------------------------------------

Todo el mérito es tuyo; tienes mi palabra de honor.
Quizá el botín de tan larga campaña –y lo que te queda todavía– no sea lo dorado y brillante que uno espera cuando la inicia, a los doce o trece años, con los ojos fascinados de quien se dispone a la aventura. Pero es un botín, es tuyo, es lo que hay, y es, te lo aseguro, mucho más de lo que la mayor parte de quienes te rodean obtendrán en su miserable y satisfecha vida. Tú has abordado naves más allá de Orión, recuerda. Tienes la mirada de los cien metros, esa que siempre te hará diferente hasta el final. Fuiste, vas, irás, esos cien metros más lejos que los otros; y durante la carrera, hasta que suene el disparo que le ponga fin, habrás sido tú y habrás sido libre, en vez de quedarte de rodillas, cómoda y estúpida, aguardando.

Ahora sabes que todo merece la pena. La larga travesía por ese mundo de méritos numéricos y ausencia de reconocimiento, donde te viste obligada a arrastrar contigo al niño de papá, al tonto del haba, al inútil carne de matadero, con tal de llevar a buen término el trabajo para el que te bastabas en solitario. Has crecido y sabes que las oportunidades no estaban en los otros, sino en ti. Que no había nada malo en aquella chica tímida que se llevaba libros a las horas libres de tutoría; que buscaba la mirada de los profesores inteligentes, no para hacerles la pelota, sino por sentirse cómplice y no estar sola. La jovencita que sobrecargaba la mochila con El guardián entre el centeno o El señor de los anillos, que en la excursión del cole a Madrid prefería ver el Planetario, el Prado o el Reina Sofía a dejarse la garganta en el parque de atracciones. Que se enfrentaba a la hostilidad de compañeros cretinos porque era la única que había leído las Sonatas de Valle-Inclán o sabía quién era Wilkie Collins. Ahora que miras hacia atrás con madurez, comprendes que cada vez que alguien ninguneó tu forma de ser, te insultó, te miró por encima del hombro, no hizo sino precipitar tu aprendizaje y tu lucidez. Tu certeza de ser mejor, más despierta y diferente.

Mírate ahora. Qué lejos estás de tanto borrego y tanto buey. Entras en la edad adulta sin que nadie pueda imponerte una sonrisa falsa cuando el mundo y su estupidez, su envidia, su mezquindad, te hagan fruncir el ceño. Ahora tienes la certeza de que no te equivocaste, y de que la niña callada en el banco del fondo puede ser vengada por la mujer que hoy la recuerda. Sabes ya que puedes ser feliz a tu manera y no a la de otros, con tus libros, con tus películas, con tu familia, con esos amigos que no sabes cuánto tiempo van a durar y por eso aprecias tanto, con la mirada serena que ahora posas a tu alrededor, en la calle, en el trabajo, en la vida. En la muerte. Ahora sabes que la virtud, en el más hondo sentido de la palabra, está en ese aguante de tantos años, cuando cerca estuvieron de convertirte en otra. Comprendes al fin que los malos profesores son un accidente sin demasiada importancia, pues eres tú quien aprende; y la vida, incluso con sus insultos, con sus malvados, con sus tragedias, con sus reglas implacables, la que te enseña. Nadie dijo que fuera fácil.

El otro día fuiste a ver Salvador y saliste del cine asombrada, llorando. No por la película, ni por la suerte del protagonista, sino por la certeza de que los ideales de aquel muchacho ya no tienen sentido, porque ninguno los sustituye ahora, porque la gente de tu edad se divide en dos grandes grupos: una minoría de analfabetos desorientados, pasto de demagogia barata en manos de políticos sin escrúpulos, y una masa inerte cuya única aspiración es salir en Gran Hermano o ponerse hasta arriba el sábado por la noche; jóvenes con garganta y sin nada que gritar, que se irían por la pata abajo puestos en la piel de Salvador Puig Antich, o a los que, viendo El crimen de Cuenca, la sola visión del garrote vil haría cerrar los ojos con escalofríos en la nuca. Pero tus lágrimas, amiga, demuestran que tienes razón. Que no te equivocaste al amar al conde de Montecristo y al Gabriel Araceli de Galdós, al buscar el secreto genial de un soneto de Borges o Quevedo, al transitar, jugándotela, por los senderos sin carteles luminosos en los pasillos oscuros de la Historia. Al hacer de cada esfuerzo, de cada miedo, de cada desengaño, de cada ilusión y de cada libro, un martillo con el que picar los muros espesos que te rodean.

Y si algún día tienes hijos, intenta que sean como tú. Como esos tipos flacos de los que hablaba Julio César, a la manera de Casio: gente de dormir inquieto, peligrosa y viva. La que quita el sueño a los apoltronados y a los imbéciles.

ARTURO PÉREZ-REVERTE

Gracias a Poet_Isa.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Rumbo al desastre, Leonardo Boff

No me vienen otras palabras al asistir al melancólico desenlace de la COP-15sobre el cambio climático en Copenhague. La humanidad ha penetrado en una zona de tiniebla y de horror. Estamos yendo hacia el desastre. Años de preparación, diez días de discusión, la presencia de los principales líderes políticos del mundo... no fueron suficientes para despejar la tiniebla mediante un acuerdo consensuado de reducción de gases de efecto invernadero que impidiera llegar a los dos grados Celsius. Sobrepasado ese nivel y rozando los tres grados, el clima ya no será controlable, y quedaríamos entregados a la lógica del caos destructivo, amenazando la biodiversidad y diezmando millones y millones de personas.

El Presidente Lula, en su intervención en el día mismo de la clausura, el 18 de diciembre, fue el único que vino a decir la verdad: «Nos ha faltado inteligencia», porque los poderosos prefirieron negociar ventajas a salvar la vida de la Tierra y los seres humanos. Obama no aportó nada nuevo. Fue imperial, al imponer minuciosas condiciones a los pobres.

Dos lecciones se pueden sacar del fracaso de Copenhague: la primera es la conciencia colectiva de que el calentamiento es un hecho irreversible, del cual todos somos responsables, pero principalmente los países ricos. Y que ahora somos también responsables, cada uno en su medida, del control del calentamiento para que no sea catastrófico para la naturaleza y para la humanidad. La conciencia de la humanidad nunca más será la misma después de Copenhague. Si se dio esa conciencia colectiva, ¿por qué no se llegó a ningún consenso sobre las medidas de control de los cambios climáticos?

Aquí surge la segunda lección, que importa sacar de la COP-15 de Copenhague: el gran villano es el sistema del capital con su cultura consumista. Mientras mantengamos el sistema capitalista mundialmente articulado, será imposible un consenso que ponga en el centro la vida, la humanidad y la Tierra, y tomar medidas para salvarlas. Para el capitalismo la centralidad la tiene el lucro, la acumulación privada y el aumento de competitividad. Hace muco tiempo que distorsionó la naturaleza de la economía como la técnica y el arte que era de producción de los bienes necesarios para la vida. La transformó en una brutal técnica de creación de riqueza por sí misma, sin ninguna otra consideración. Esa riqueza ni siquiera es para ser disfrutada, sino para producir más riqueza, en una lógica obsesiva y sin freno.

Por eso es por lo que la ecología y el capitalismo se niegan mutuamente. o hay acuerdo posible. El discurso ecológico busca el equilibro de todos los factores, la sinergia con la naturaleza y el espíritu de cooperación. El capitalismo rompe con el equilibrio al sobreponerse a la naturaleza, establece una competición feroz entre todos y pretende sacar de la Tierra todo lo posible, hasta que ésta no pueda ya sostenerse. Si asume el discurso ecológico... es para hacer lucro con él.

Además, el capitalismo es incompatible con la vida. La vida pide cuidado y cooperación. El capitalismo sacrifica vidas, crea trabajadores que son verdaderos esclavos “pro témpore”, y adopta el trabajo infantil en varios países.

Los negociadores y los líderes políticos en Copenhague fueron rehenes de este sistema, que trafica, quiere obtener lucros, no duda en poner en riesgo el futuro de la vida. Su tendencia es auto-suicida. ¿Qué acuerdo podrá haber entre los lobos y los corderos, o sea, entre la naturaleza que clama pidiendo respeto y los que la devastan sin piedad?

Por eso, quien entiende la lógica del capital, no se sorprende con el fracaso de la COP-15 en Copenhague. EL único que levantó la voz, solitaria, como un «loco en una sociedad de «sabios», fue el Presidente Evo Morales, de Bolivia. «O superamos el capitalismo, o destruirá la Madre Tierra».

Nos guste o no nos guste, ésta es la pura verdad. Copenhague quitó la máscara del capitalismo, incapaz de conseguir consensos porque poco le importa la vida y la Tierra, sino las ventajas y los lucros materiales.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Cumbre del clima, por Greenpeace.

El cambio climático es la mayor amenaza medioambiental a la que se enfrenta la humanidad. Greenpeace trabaja para lograr un modelo energético sostenible, y apuesta por una revolución energética capaz de reducir las emisiones de CO2 para evitar un cambio climático peligroso y en el que la opción nuclear esté definitivamente descartada.

Para ello es fundamental un cambio en la forma de producir y usar la energía que es la mayor fuente de emisiones de CO2. La sustitución de formas de obtención de energía sucias por otras sostenibles necesita la paralización de los nuevos proyectos de centrales térmicas por su carácter de fábricas de cambio climático, el cierre progresivo de las centrales nucleares y el apoyo a la generación de electricidad con fuentes renovables: eliminando las barreras que existen para su crecimiento a gran escala y contando con el papel que los ciudadanos pueden jugar para transformar el sistema energético. Infórmate, comienza por cosas sencillas y pasa gradualmente a las difíciles, prueba nuevas alternativas.


Demandas de Greenpeace para la cumbre climática de Copenhague:

La realidad del cambio climático supera con creces cualquiera de las previsiones científicas anteriores y es evidente que la amenaza de impactos irreversibles es mucho más inmediata de lo que hubiéramos podido imaginar. Sin duda, se puede calificar como el principal desafío socioambiental al que nos enfrentamos. Cada vez queda menos tiempo para evitar un cambio climático catastrófico.

Ahora sabemos que los impactos derivados de un aumento de temperatura de sólo 1,5°C pueden ser irreversibles y que un aumento de 2°C puede desencadenar consecuencias catastróficas y llevarnos a un punto en el que ya no haya vuelta atrás. Por estas razones, necesitamos un plan global que nos permita detener el aumento de la temperatura cuanto antes y descender, acto seguido, por debajo de los niveles actuales. Las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero globales deben alcanzar su punto más alto en 2015 para descender posteriormente, con la mayor brevedad, hasta niveles tan próximos a cero como sea posible a mediados de siglo.

La cumbre climática mundial, que se celebra en diciembre en Copenhague, es la oportunidad que tenemos para salvar el clima. Para no desaprovecharla es necesario que los líderes políticos de todo el mundo asuman la responsabilidad de trabajar juntos para proteger a las personas, al medioambiente y al planeta.

La posición de la Unión Europea (UE) es un elemento clave en las negociaciones climáticas internacionales. La UE debe dar muestras de su liderazgo climático de antaño y asumir objetivos de reducción de emisiones ambiciosos, alineados con la ciencia climática, al mismo tiempo que ofrecer el apoyo financiero necesario para la lucha internacional contra el cambio climático.
En este sentido, Greenpeace demanda a los jefes de Estado y de Gobierno, y en especial al presidente español, José Luís Rodríguez Zapatero, que acuda personalmente a la cumbre de Copenhague y trabaje para:

1) La consecución de un acuerdo jurídicamente vinculante en Copenhague.

Los líderes políticos de los países desarrollados no pueden escudarse en la falta de tiempo para evitar suscribir un acuerdo jurídicamente vinculante en Copenhague. El tiempo necesario para negociar el contenido de una eventual decisión política o un acuerdo jurídico es el mismo, lo que cambia es la forma y es precisamente esto lo que es irrenunciable. Sería inaceptable que la cumbre de Copenhague terminara con una declaración política o una decisión que dejara abiertas cuestiones sobre cuáles son los objetivos a los que se ha comprometido cada país y cuál es la naturaleza legal de sus obligaciones.

En concreto, el acuerdo político que está promoviendo actualmente la presidencia danesa sugiere que estos elementos esenciales podrían ser incorporados al documento después de Copenhague. Esto provocaría un alargamiento indefinido del proceso y, lo que es peor, la incertidumbre acerca de los resultados y del mantenimiento de los elementos clave del Protocolo de Kioto. Esta opción, por lo tanto, queda muy lejos de lo que es necesario en la actualidad y debe ser retirada de las negociaciones.

El resultado más recomendable de Copenhague serían dos instrumentos legales ratificables: la modificación del Protocolo de Kioto y el establecimiento de un nuevo protocolo de Copenhague para cubrir los aspectos no recogidos en Kioto. De este modo se garantizaría que se conservan los compromisos de obligado cumplimiento.

Sólo si lo anterior no fuera posible, debería alcanzarse por lo menos un mandato fuerte, sin ambigüedades y con un calendario de trabajo para llegar a este resultado legalmente vinculante en una fecha concreta. En este caso, el acuerdo que se alcanzase en Copenhague debería recogerse en un marco de protocolo y llenarse de contenido para convertirlo en un texto legalmente vinculante y ratificable en seis meses. En otras palabras, el acuerdo que salga de Copenhague no debe estar sujeto a revisión (para evitar rebaja de los compromisos) sino, en todo caso, a la posterior concreción de los detalles.

Además, el proceso debe seguir activo y en su nivel máximo de tensión hasta que el tratado final se firme. Está claro que el hecho de que algunos líderes políticos se estén centrando en el proceso de las negociaciones climáticas responde a un objetivo claro: evitar hablar del contenido.

El planteamiento de la dicotomía entre “legalmente vinculante” y “jurídicamente vinculante” y el establecimiento de un “periodo de gracia” de 6 a 12 meses para cerrar el acuerdo, junto con la estrategia -sobre todo liderada por EEUU- de rebaja de las expectativas pueden generar una ola global de apatía, tanto en los políticos como en la sociedad civil, que nos aleje de abordar la cuestión esencial en este proceso: la necesidad de evitar unos desastres sin precedentes poniendo freno al cambio climático.

Aspectos clave del acuerdo:

·Responsabilidades comunes pero diferenciadas de los países. El acuerdo debe poner de manifiesto cuáles son los compromisos legales de cada estado parte, explicitar las decisiones sobre los sistemas para mesurar, reportar y verificar las acciones de mitigación o el cumplimiento de los compromisos financieros de cada una de ellas y establecer estándares comunes e internacionales que son esenciales en la arquitectura internacional.

·Forma legal y arquitectura del acuerdo. Las partes deben acordar cuáles van a ser los instrumentos que las van a vincular al cumplimiento de sus compromisos y en los que se van a detallar los elementos que no queden suficientemente especificados en Copenhague.

·Imposibilidad de reabrir el acuerdo de Copenhague a posteriori. Las partes deben acordar que el compromiso al que se llegue en Copenhague no va a ser reabierto para posterior renegociación y sólo será susceptible de ser complementado para reforzar su valor vinculante y concretar los elementos accesorios restantes. Lo anterior significa que el acuerdo que se alcance en Copenhague debe incluir, por lo tanto, el lenguaje de “entrada en vigor”.

·Acuerdo sobre los elementos esenciales del contenido. Para evitar que posteriormente a la cumbre de Copenhague se rebaje el nivel de ambición acordado en la misma, el instrumento legal que se firme allí debe incluir suficiente nivel de detalle sobre los siguientes elementos: grado de ambición global; objetivos de reducción de emisiones de los países industrializados y acciones domésticas de los países en desarrollo; grado de apoyo financiero y tecnológico a los países en desarrollo; fuentes e instituciones de manejo de estos recursos económicos; objetivos de reducción de las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación forestal; marco de aplicación a las emisiones derivadas del sector marítimo y aviación y régimen básico de implementación del acuerdo; así como mecanismos para garantizar su cumplimiento por parte de los países industrializados.

2) Elementos esenciales de contenido:

La clave del proceso de Copenhague es alcanzar un acuerdo en relación con los elementos esenciales que permitirán situar al mundo en la senda que demanda la ciencia y que es necesario seguir para garantizar la supervivencia de los países más vulnerables del mundo y, en última instancia, de toda la humanidad: Quedar tan lejos como sea posible de un aumento de la temperatura de 2°C. Para ello es indispensable alcanzar el pico de emisiones en los próximos años (alrededor de 2015) para descender después, tan rápido como sea posible, hasta alcanzar niveles cercanos a cero (por lo menos consiguiendo una reducción del 80%) para mitad de siglo y los elementos esenciales para conseguirlo son:

·Objetivo de reducción de emisiones conjuntas de los países industrializados del 40% para 2020 (en base a 1990). Si sumamos los compromisos puestos de manifiesto hasta ahora por los países industrializados no llegamos ni a una reducción del 20% de las emisiones y, por lo tanto, las posibilidades de quedar por debajo de un aumento peligroso de la temperatura en este contexto son, prácticamente, inexistentes. En el marco europeo, algunos países como Noruega ya están aumentando su grado de compromiso unilateral y otros están presionando en las reuniones de la UE para alcanzar, por lo menos, el 30% incondicional porque, como se ha puesto de manifiesto, el objetivo de la UE del 20% apenas requiere esfuerzo. En este sentido, es necesario que la UE apoye un objetivo de reducción de emisiones del 40% para 2020, tomando como base los niveles de 1990.

·Compromiso de los países en desarrollo de desviarse entre el 15 y el 30% de su ritmo de crecimiento de emisiones. Estas acciones nacionales, junto con las acciones que se lleven a cabo para la adaptación a los impactos del cambio climático que ya son inevitables contarían con el apoyo financiero y tecnológico de los países industrializados.

·Apoyo financiero y tecnológico, tanto para las acciones que deben llevarse a cabo de forma inmediata como a largo plazo (grados, fuentes e instituciones). En Copenhague deben quedar establecidos los rangos o escalas de contribuciones de cada Estado, las nuevas fuentes de las que se dispone para generar estos fondos y los detalles de su gestión. Es necesario que los países desarrollados aporten fondos públicos por valor de 110.000 millones de euros al año para 2020, a los que la UE debería contribuir con unos 35.000 millones. Estos fondos deben ser adicionales a los objetivos de Ayuda Oficial al Desarrollo, estar coordinados por un mecanismo internacional bajo la supervisión del CMNUCC y empezar a crearse progresivamente, mediante la aportación de entre 5.000 y 7.000 millones de euros para los años 2010, 2011 y 2012 e ir aumentando a partir de 2013. El rango de contribución de la UE que sugirió la Comisión Europea a estos efectos el pasado mes de septiembre -de 22.000 a 15.000 millones de euros- es totalmente insuficiente. Sin embargo, el Comité de Medio Ambiente del Parlamento Europeo aprobó, el 19 de octubre pasado, una resolución por la que recomienda que la contribución de la UE alcance los 30.000 millones de euros anuales para 2020.

·Establecimiento de un mecanismo efectivo de reducción de las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación de los bosques. Se deben poner los medios para evitar la actual desaparición de más de un millón de hectáreas mensuales de bosque tropical, que está liberando gran cantidad de gases de efecto invernadero (mayor a las emisiones mensuales de la Unión Europea) y contribuyendo decisivamente al cambio climático. Es urgente alcanzar niveles tan cercanos a cero como sea posible en deforestación tropical para 2020 y alcanzar deforestación cero para 2015 en las áreas prioritarias como el Amazonas y la cuenca del Congo. Para ello, es necesario crear un fondo global para los bosques con fondos públicos por valor de, como mínimo, 30.000 millones de euros anuales para 2020, que priorice la protección de los bosques naturales intactos, excluya de las actividades susceptibles de recibir fondos aquellas relacionadas con la industria forestal y no contemple la inclusión de las actividades subvencionadas en los mercados de carbono.

·Evitar la tentación de incluir LULUCF1 dentro de los compromisos de reducción de emisiones. España debe abandonar la postura que busca magnificar el papel de los bosques españoles como sumideros de carbono. Las reglas del LULUCF no pueden servir para generar créditos que supongan una reducción del esfuerzo para reducir las emisiones por la quema de combustibles fósiles. Todos los créditos generados por LULUCF deben contabilizarse como adicionales, y como resultado de nuevas políticas y medidas específicas. Además, todas las emisiones procedentes de LULUCF de origen humano (incluidos por tanto los incendios forestales) deben contabilizarse y añadirse a la contabilidad nacional de emisiones o restarse del secuestro de CO2 de las masas forestales.

Estos son los pasos a dar para que el acuerdo que se firme en Copenhague sea el acuerdo que el mundo necesita. El momento es ahora. Si los jefes de Estado no consiguen alcanzar un acuerdo legalmente vinculante en Copenhague significará que no han sido capaces de acercar sus posiciones respecto a los elementos clave que definen un acuerdo ambicioso, justo y vinculante. Y no sería por falta de tiempo sino de voluntad política de los países industrializados. Durante un periodo de dos años Copenhague se ha definido como el momento de hacer historia en la lucha contra el cambio climático y el mundo está esperando que así sea. Los líderes políticos mundiales sólo tienen que cumplir el compromiso manifestado en estos dos años de evitar un aumento de temperatura global de 2°C y Copenhague será un éxito.


Fuente: www.greenpeace.org/spana

miércoles, 9 de diciembre de 2009

El hambre en su contexto

Juan Torres López

Es habitual que cuando se habla del hambre se tienda a ver como una especie de desgracia, como un desastre colosal, una fatalidad terrible del destino. Quizá sea lo normal cuando está alcanzando una magnitud tan colosal en nuestros días: ¿quién puede atreverse a pensar que detrás de la muerte diaria de 30.000 personas puede haber algo más que eso, cómo creer que alguien puede estar causando semejante atrocidad?

Sin embargo, Jean Ziegler, el anterior relator de las Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación, que sabía bien de lo que hablaba, expresó muy rotundamente lo que es el hambre: "un crimen organizado contra la humanidad".

Me parece que no es posible llegar a otra conclusión si se conoce lo que hay a su alrededor, cómo funcionan de verdad los mecanismos comerciales y las instituciones y políticas de las que depende que los seres humanos más vulnerables del planeta puedan acceder o no a los recursos con los que pueden alimentarse. Y para conocerlos basta quizá con ir leyendo año a año los informes que van presentando los relatores de las Naciones Unidos, los informes de la FAO, por más que caigan en saco rato también un año detrás de otro.

Los factores que están haciendo que mueran 30.000 personas de hambre cada día, que solo en 2009 el número de hambrientos haya aumentado en 100 millones de personas, no son difíciles de descubrir y entender.

En primer, influye de modo muy determinante la dificultad que tienen millones de personas para acceder a recursos que están a su lado, que deberían ser suyos pero cuyo uso le está vedado. De hecho, no puede pensarse que el hambre sea algo que se padece exclusivamente en países radicalmente pobres sino en los que a pesar de disponer en algún momento o ahora mismo de recursos suficientes no pueden ponerlos al servicio de sus ciudadanos. Unas veces es la tierra, otras el agua y últimamente las semillas, es decir, lo recursos más básicos que poco a poco van acumulándose por los grandes propietarios o empresas multinacionales.

Los informes de las Naciones Unidas viene poniendo claramente de manifiesto que el reforzamiento de los derechos de propiedad que reclaman, con éxito, los grandes propietarios y empresas, solo sirve para que éstos aumenten su poder de mercado y para que aumenten los precios de los insumos, lo que aleja a los pequeños campesinos de la posibilidad de garantizar la mínima seguridad alimentaria a sus poblaciones. Y que la extensión continua de los derechos de propiedad a nuevas variedades de semillas está verticalizando la cadena alimentaria, de modo que los pequeños productores cada vez tienen menos autonomía y posibilidades de orientar la producción hacia la satisfacción de las necesifdades de su entorno. Además de fomentar el monocultivo que proporciona altos réditos comerciales pero pocos recursos alimentarios a las poblaciones.

Los informes internacionales también denuncian sin mucho éxito cómo el acceso al crédito, especialmente de las mujeres (que producen más de la mitad de la producción alimentaria mundial, y entre el 80 y el 90% de la de los países más pobres, pero que solo reciben el 10% de a financiación dirigida a la agricultura) se restringe cada vez más, cuando eso se podría resolver con una milésima parte de lo que se ha dedicado a salvar a los bancos que han provocado la crisis financiera.

Las relatorías vienen denunciando desde hace años que la regulación en la que se mueven las grandes compañías multinacionales, por llamarla de algún modo, es extraordinariamente lesiva para el derecho a la alimentación de los seres humanos precisamente porque en ningún caso hacen valer este derecho ante cualquier otro privilegio comercial.

Y de un modo particularmente expreso se ha demostrado que las condiciones en que se desenvuelve el comercio internacional impiden que se pueda satisfacer ese derecho porque está pensado, en el mejor de los casos, para que genere rendimientos a nivel agregado, como ganancias del sistema de comercio en su conjunto, y a largo plazo, pero no en términos de proporcionar ganancias a las personas concretas y en relación con su capacidad efectiva para poder alimentarse. Y también han puesto de relieve que las políticas liberalizadoras están produciendo una mayor concentración de la producción, más monocultuvo y expulsión de los pequeños productores porque para que puedan redundar en un más efectivo derecho a la alimentación sería necesario que se pudiera proteger la producción dedicada a la provisión autóctona y que se garatizara la diversidad. Lo que no se permite a los más pobres y débiles de la cadena de la producción alimentaria, aunque sí a los más ricos.

También es cada vez más evidente que, si bien es verdad que la producción agroalimentaria necesita formas de financiación específica a nivel nacional e internacional, la vinculación hoy día existente entre los canales de financiación y los mercados financieros especulativos solo está sirviendo para alimentar la ingeniería financiera, las burbujas y la inseguridad alimentaria. Solo basta entrar las páginas web de cualquier entidad bancaria o de inversión financiera para comprobar lo habitual que es la oferta de productos de ahorro destinados a rentabilizar la subida de precios de los productos alimenticios que así quedan cada vez más lejos del poder adquisitivo de millones de seres humanos. No nos engañemos: ese dinero mata.

El nuevo relator de las Naciones Unidas, el belga Olivier de Schutter (quien según sus propias palabras solo dispone de un presupuesto para dos a tres misiones internacionales por año, de un asistente en Ginebra que lo apoya administrativa y logísticamente y que no recibe ninguna remuneración añadida a la de su sueldo como profesor en Bélgica), también ha sido bastante claro al poner de relieve el daño que la producción de biocombustibles está produciendo a la hora de disfrutar del derecho básico a alimentarse. En su opinión, la política de Estados Unidos y de la Unión Europea en este campo es "irresponsable" y el despliegue de los biocombustibles "un escándalo que sólo sirve a los intereses de un pequeño grupo de poder".

En sus informes al Secretario General la relatoría viene también manifestando que el problema de fondo que está provocando el hambre en el mundo es que los Estados "no respetan" el derecho a la alimentación, no solo porque sus políticas no se encauzan por vías que pudieran hacer efectivo su disfrute sino que, para colmo, ni siquiera respetan sus compromisos de ayuda.

En junio de 2007 se celebró una Cumbre mundial sobre la crisis alimenticia en la que los países poderosos se comprometieron (como en tantas otras) a destinar recursos para combatir el hambre. Cuando a finales de 2008 presentaba el Informe Anual de la FAO, su director Jacques Diouf, declaraba que su organismo no "ha visto un dólar de los 11 mil millones que fueron prometidos por algunos países al final de dicha cumbre". Y eso en un periodo en el que, como ya he señalado, esos mismos gobiernos dedicaron cientos de miles de millones de euros a salvar a bancos y banqueros irresponsables.

Por eso resulta cada vez más evidente que combatir el hambre es evidentemente un asunto económico, en el sentido de que es preciso que funcionen mecanismos de asignación y provisión que garanticen producción suficiente y una distribución efectiva. Pero también, y sobre todo, que la principal dificultad para ponerlos en marcha es política. La causa del hambre es una distribución muy asimétrica del poder y de las capacidades de decisión y la vía para acabar con esa plaga no pueden ser otras que invertir ese equilibrio. En una dimensión que puede parecer más microescópica, así lo señala el último informe de la FAO sobre El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2008 cuando afirma que para acabar con el hambre y la desnutrición infantil hace falta reducir la desigualdad de poder entre hombres y mujeres.

Por extensión, lo necesario a nivel global para combatir el hambre es invertir el equilibrio de poder, reconocer el derecho a la alimentación como plenamente exigible y anteponerlo a cualquier otro y evitar que su disfrute esté constantemente amenzado por una lógica comercial y financiera que, además de injusta, es completamente insostenible.

Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla, colaborador habitual de Rebelión, editor de www.altereconomia.org y miembro del Consejo científico de ATTAC-España. Su web: www.juantorreslopez.com

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Mes de diciembre en el Ecolocal

Diciembre... un mes familiar, un mes en el que echamos de menos, en el que visitamos amigas, viajamos y/o recibimos visitas, preparamos sabrosas comidas, derrochamos amor y melancolía. En diciembre pensamos en que se acaba el año y en la navidad, pensamos en personas y en las cosas que les queremos regalar. Con este pensamiento salimos de paseo, llenamos las calles del centro y entre escaparate y escaparate olemos las castañas asadas del puesto ambulante. Metemos la mano en el bolsillo porque nos apetece un cartuchillo... volvemos a casa sin nada en las manos pero con una gran sonrisa y el pleno convencimiento de que "en estas fechas tan entrañables... consumir no es una necesidad"

Como ya sabes seguimos con:

- la "tienda libre" donde puedes traer aquello que no utilizas y llevar aquello que necesites (la cuestión es de lógica aplastante: este mundo es finito y no puede producir para toda la vida, tenemos que reutilizar todo aquello que podamos). En este momento tenemos espacio para tus cosas (ropa, bolsos, zapatos, libros, música, películas...)

- "tablón de intercambio" donde puedes ofrecer y buscar otras cosas. Además, puedes anunciar lo que tienes para intercambiar o buscar lo que necesites en esta página web: http://meipi.org/mapadeherramientas

- Información y distribución de "moon cups" (copas de luna para la menstruación, una alternativa ecológica y saludable). En este momento tenemos de las dos tallas.


La Programación de El Ecolocal:

Miércoles: 9 de diciembre. 19:00
Umberto Cataldo nos presenta: Decrecimiento: “Lo que cuenta no se cuenta”. Sobre la necesidad de revisar el sistema de crecimiento mundial.
Einstein reflexionó: "necesitamos una nueva forma de pensar para resolver los problemas ocasionados por la vieja forma de pensar"
Aunque en el lenguaje político corriente la palabra decrecimiento sea un tabú impronunciable, la aceleración de los cambios climáticos hace cada vez más evidente la necesidad de poner un freno al crecimiento de consumo de fuente fósiles necesario para sostener el crecimiento del PIB. La operación no es simple y necesita de un trabajo profundo de desmitificación de la ideología del crecimiento, desvelar la equivocación que ha unificado dos conceptos diferentes: mercancía y bien.


Jueves 10 de diciembre. 18:30
Alejandro Gil nos presenta: Lo que no quieren los humanos que se lo coman los gusanos: la basura orgánica y el vermicompostaje como alternativa.
Los residuos orgánicos forman casi la cuarta parte de nuestra bolsa de basura. Los sistemas de gestión de residuos, no dan solución a la producción cada día más en aumento de este tipo de residuos. En este: taller nos informaremos de las causas y consecuencias de la problemática asociada a los residuos orgánicos, relacionada con la producción y gestión de los mismos, y propondremos la construcción de una vermicompostera con materiales de deshecho, como solución a la producción de residuos orgánicos de nuestras casas.

Lunes 14 de diciembre. 19:00
Reunión de ecolocxs: Si te interesa participar en el ecolocal, plantear actividades, alternativas, cambios... no dudes y acércate. Enter otras cosas plantearemos el mes de enero en el ecolocal.


Martes 15 diciembre. 20:00
COOP57 + El Terruño. En este día podremos conocer de primera mano cómo funciona una banca ética COOP57 y qué proyectos socio-ambientales financia. Entérate bien!! Como muestra los productores "El Terruño" traeran degustación de sus productos para todas.


Miércoles 16 de diciembre. 18:00
Oscar y Franchu nos presentan Eficiencia Energética y Eco-construcción.
Pequeño resumen de la situación energética actual en España, los hábitos energéticos domésticos y una gran alternativa de futuro, la Eco-construcción.
¿Que podemos hacer nosotras para disminuir la espiral de consumo energético en la que hemos entrado? el principio del cambio está en nuestras manos, ya que la única energía limpia es la que no se consume!


Jueves 17 de diciembre. 19:30
Desde El Ecolocal... Presentación del Banco de Tiempo. ¡Hoy lo ponemos en marcha!
El Ecolocal, después de tanto tiempo esperando, vuelve a ofrecer el servicio de Banco de Tiempo para todas sus personas usuarias. Hoy presentaremos la nueva forma de funcionar, si estás interesada no te lo pierdas.


Viernes 18 cerramos hasta el año que vieneeeeeeeeeeeeeeeeeee.... buenas fiestas!!!!!!!! nos vemos por el barrio!